KIEV.- En un escenario de creciente tensión, el presidente ucraniano Volodimir Zelensky denunció este miércoles que la promesa de Vladimir Putin de abstenerse de atacar las infraestructuras energéticas “dista mucho de la realidad”, luego de una serie de ataques nocturnos con drones en todo el país.
Durante una conferencia en Helsinki, junto al presidente finlandés Alexander Stubb, Zelensky destacó que, pese a la conversación mantenida el martes entre Putin y el presidente estadounidense Donald Trump, se lanzaron 150 drones, algunos de ellos dirigidos contra instalaciones energéticas.
A pesar de los esfuerzos por repeler el ataque, se registraron varios impactos en infraestructura civil, entre ellos un ataque directo con dron a un hospital en Sumy y agresiones en ciudades de la región de Donetsk. Además, se reportaron drones rusos sobre diversas zonas, incluyendo Kiev, Zhytomyr, Sumy, Chernihiv, Poltava, Kharkiv, Kirovohrad, Dnipropetrovsk y Cherkasy, lo que evidencia la magnitud de la ofensiva.
En este contexto, Zelensky anunció que sostendría una conversación con Trump este miércoles, con el objetivo de profundizar en los detalles de la llamada entre el líder estadounidense y Putin sobre el alto el fuego y acordar conjuntamente los próximos pasos. Esta conversación cobra especial relevancia en un momento en el que la escalada de violencia pone en duda la efectividad de cualquier intento de tregua.
Por su parte, el Kremlin afirmó haber cumplido la orden de detener los ataques contra infraestructuras energéticas, pero responsabilizó a Kiev de provocar nuevos incidentes, como ataques contra equipamientos cercanos a oleoductos y depósitos de petróleo en la región de Krasnodar, colindante con la península de Crimea. Asimismo, Rusia informó que sus defensas aéreas interceptaron 57 drones ucranianos sobre el mar de Azov y en varias regiones, incluyendo las provincias fronterizas de Kursk y Bryansk, así como las zonas cercanas a Oryol y Tula.
En paralelo, Putin anunció este miércoles avances en la “derrota del enemigo” en la región rusa de Kursk, donde las tropas rusas han llevado a cabo “operaciones efectivas” contra el Ejército ucraniano, que inició en agosto de 2024 una incursión militar en la zona. Según el mandatario ruso, “nuestras tropas han realizado recientemente una serie de operaciones rápidas y efectivas, por lo que están completando el proceso para la derrota definitiva del enemigo en la región”, afirmó en declaraciones recogidas por la agencia rusa de noticias TASS.
Además, Putin ordenó a la Fiscalía investigar los crímenes cometidos contra la población civil de Kursk por parte de militares ucranianos y mercenarios extranjeros. “Todos aquellos criminales y verdugos que han dado órdenes de abusar y disparar contra civiles deben ser identificados y recibir un castigo adecuado”, señaló el mandatario ruso, calificando estos actos como “terroristas”.
El vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, lamentó que “por el momento no observamos reciprocidad por parte del régimen de Kiev”.
Peskov insistió en que el acercamiento entre Trump y Putin demuestra, a ojos del Kremlin, que ambos líderes “confían el uno en el otro” y están dispuestos a construir puentes en asuntos clave, como la guerra en Ucrania. No obstante, advirtió que la plena normalización de las relaciones “llevará tiempo y esfuerzo”.
Según el vocero, Putin está interesado en continuar el diálogo con Trump y percibe una actitud recíproca, destacando que ambos “se entienden bien”. El objetivo, señaló, es avanzar gradualmente hacia la normalización de los lazos bilaterales, que Moscú considera gravemente deteriorados durante la administración de Joe Biden.
En este contexto, el alto el fuego acordado se restringe exclusivamente a los ataques contra la infraestructura energética y tendrá una duración de 30 días. Sin embargo, esta medida parcial dista de ser una solución integral al conflicto y contrasta con las posiciones de los principales actores involucrados. Mientras que Trump insiste en la necesidad de un cese total de las hostilidades como condición fundamental para avanzar hacia un acuerdo de paz más amplio, Putin exige el fin del apoyo militar extranjero a Ucrania y la suspensión de la movilización forzada dentro del país, condiciones que Zelensky ha rechazado categóricamente al considerarlas una amenaza directa a la soberanía y capacidad de defensa ucranianas.
Las reacciones internacionales no se hicieron esperar. El presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, subrayaron la necesidad de alcanzar una paz “justa, duradera y global”, y consideraron que el cese parcial de los ataques a la infraestructura energética podría representar un primer paso hacia la normalización de las relaciones. En la misma línea, las autoridades chinas calificaron la reciente conversación entre Trump y Putin como un “paso necesario”, reafirmando su postura a favor de resolver la crisis a través del diálogo y la negociación.
Sin embargo, en Europa persisten las dudas sobre las condiciones de un eventual acuerdo. La alta representante de la Unión Europea (UE), Kaja Kallas, advirtió que el bloque “no puede aceptar” interrumpir el suministro de armas a Ucrania solo porque Rusia busca que Kiev “baje la guardia”. En declaraciones a agencias internacionales, recordó que los acuerdos de Minsk 1 y 2 demostraron que, si Moscú logra frenar la asistencia militar a Ucrania, tendrá vía libre para continuar sus agresiones. “Está claro que no puede funcionar, no puede ser el acuerdo”, afirmó, subrayando que “la mayor garantía de seguridad es un ejército ucraniano fuerte”.
Mientras tanto, se espera que Zelensky mantenga en breve una conversación directa con Trump para definir los próximos pasos. No obstante, el futuro de la paz en la región sigue siendo incierto, ya que las condiciones impuestas por cada parte y la continuidad de los ataques evidencian la complejidad de un conflicto que, tras más de tres años, desafía cualquier intento de desescalar la violencia.
Agencias AP, ANSA y DPA